El vuelo del pajarito
Después de compartir información con algún asistente a la conferencia mundial que la compañía Twitter celebró el mes pasado en el Palacio de Bellas Artes de San Francisco (CA), nos reafirmamos en el hecho de que las TIs han tomado la senda de generar bases o plataformas sobre ideas, para “soltarlas” directamente al público y ver lo que hace la gente con ellas.
Aquel modelo inicial que trajo al mercado el software libre, y que se enfrentaba por fin al modelo, extrañamente asumido, de los EULAs leoninos; también nos dejaba una forma de trabajar diferente, transformando el ciclo de vida desde la producción hasta la comercialización.
Y no es que hayamos sustituido la fase de pruebas, aunque también ésta ha cambiado, ya que llegamos incluso a organizar concursos de detección de bugs, si no que se compone la plataforma, se difunde, y a continuación a observar que hacen los usuarios con ella.
Tampoco esto es del todo cierto, porque tras la comunidad de desarrolladores de la base, aparece un nuevo nivel, el de los desarrolladores de aplicaciones alrededor de la plataforma, que a base de miniapps, apis y widgets son los que más “ayudan” o “influyen” a la hora de que finalmente aquella idea sirva para algo.
A la tan manida sentencia de que “las redes son, o acaban siendo, lo que sus miembros quieren que sean” (en referencia a las sociales) creemos que se debería añadir “y lo que sus desarrolladores producen para ella”. Y de esto Facebook sabe mucho.
Al menos, Evan Willians, co-fundador de Twiter, ha tomado buena nota de todo ello y ha reconocido que, precisamente donde aún no se han lucido, ha sido en lograr que los usuarios comprendan el modelo de Twitter; aunque después se escudaba en el hecho de que es muy difícil explicarlo cuando resulta que Twitter es una cosa distinta para diferentes personas. Y no le falta razón.
Para nuestro amigo y gurú de la Social Media aplicada, Brian Solis, Twitter está emergiendo como un sofisticado Sistema Operativo Social, y está de acuerdo en que su potencial estriba en las aplicaciones que se desarrollen sobre el y los usuarios que las adopten.
En cualquier caso, Twitter es cosa seria. Por fin se destaparon con cifras oficiales en aquel evento, y obviando el dato de que la comunidad que más trina son más de 105 millones de usuarios en el planeta, como anunciaba Biz Stone, co-fundador de Twitter, nos interesaba más el dato de 50 millones de usuarios activos. Que no es para nada despreciable.
Y es que twiter.com está recibiendo más de 180 millones de visitas únicas al mes, así como que el 75% del tráfico de tweets procede de aplicaciones externas. Según la compañía se añaden 300.000 usuarios nuevos cada día, representando un 1500% respecto al pasado año. Para no entenderse el modelo la cosa parece que va bien.
Más datos: Las búsquedas a través de Twiter son cada vez más numerosas, aunque aún está muy por detrás de Google y de YouTube, pero ya alcanza más de 600 millones de consultas en modo búsqueda y unos 3 millones de llamadas al interfaz de programación de aplicaciones al día.
¿Quien no se ha encontrado ya con el latiguillo “Síguenos en Twitter”? Si lo tenemos hasta en la sopa, en los campeonatos deportivos, en los telediarios, en las páginas webs de tus clientes, de tus proveedores, allá donde menos te lo espera salta el pollito, aunque la verdadera utilidad de esos seguimiento requiere de un análisis más profundo que dejamos para otra ocasión.
Siguiendo las impresiones de Brian hacia el universo de Twitter, hay que reconocer que realmente es algo diferente, y lo define como un modelo de colaboración colectiva que conecta voces afines de forma inconsciente a través de las experiencia que nos mueven. Realmente Twitter le toma el pulso a la web en tiempo real, brindando una ventana a aquellos acontecimientos, temas y tendencias que llaman la atención a esta civilización virtual.
Pidiendo permiso para irnos por la tangente, recogiendo de aquí y de allá, considerando algunos usos de Twitter, y asumiendo la inteligencia que la web semántica nos traerá en la siguiente hornada, la visión que nos provoca es la siguiente: antes, se exponían los productos en escaparates para que los consumidores los compráramos, y lo que el futuro nos trae, a través de la Social Media, puede ser un modelo completamente invertido, en el que en los estantes de los escaparates estaremos los consumidores y serán los productos los que escojan a quienes nos interesa adquirirlos. Güay.
2 Comentarios
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Efectivamente en un escenario evolutivo de aplicación web semántica a tecnologías push y data mining, en modo de intrusión, podríamos degenerar al lado oscuro de la social media.
La visión positiva parte de la reactividad del sistema, en tanto que, ante una necesidad potencial, la combinación de factores de confianza basados en nuestro entorno social virtual y un perfil conformado adecuadamente (y siempre bajo nuestro control), optimicen los canales y la experiencia del consumidor.
«antes, se exponían los productos en escaparates para que los consumidores los compráramos, y lo que el futuro nos trae… un modelo completamente invertido, en el que en los estantes de los escaparates estaremos los consumidores y serán los productos los que escojan a quienes nos interesa adquirirlos.»
¿Guay? La visión me resulta aterradora, ni con información de mis hábitos de búsqueda Google es capaz de acertar lo que me puede interesar en un momento dado. Lo que es peor, su ‘inteligencia’ a veces me oculta precisamente lo que estoy buscando. Mucho menos fe tendría en lo que me podría ofrecer la web semántica.
Es cierto que Twitter, FB y otros inventos 2.0 han dificultado, si no imposibilitado, la oferta generalizada de un producto pero lo que nos queda de momento es un jaleo de mensajes en red. Todos pueden publicar pero no todos reciben atención. Tampoco lo recibirán por mérito, si dudas piensa en el éxito de la prensa sensacionalista.